Compartimos el texto escrito por Rafael Aubad para la charla El maestro, siempre el maestro, realizada en la clausura de la segunda edición de la escuela de verano Parche Maestro 2020: inclusión e innovación educativa.
Acceda a: texto en pdf | Relatoría gráfica | video [a partir de 02:00:00]
El maestro, siempre el maestro
Rafael Aubad
Septiembre 11, 2020
Al gran maestro y amigo, Gonzalo Betancur U.
A manera de introducción
Agradezco la honrosa invitación de los organizadores de Parche Maestro 2020 para intercambiar con los asistentes la reflexión que he titulado: “El maestro siempre el maestro”. Lo que busca mi modesta intervención es insistir en posicionar el MAESTRO -en mayúscula- como actor fundamental de toda transformación trascendente que busque mejores estudiantes y en especial ciudadanos solidarios, íntegros, comprometidos con el bien común, en definitiva, más humanos. Y eso solo se logra con la complicidad amorosa y pertinente del triángulo “familia - escuela - entorno” y con un sistema de apoyo a la calidad educativa que incentive la inclusión, la creatividad y la innovación.
Está suficientemente demostrado que el contexto familiar es un factor predictivo significativo de los resultados del aprendizaje. La protección temprana a los niños en la familia en nutrición, salud y desarrollo socioemocional y cognitivo, es irremplazable. Pero se puede venir al traste sino encuentra el docente dispuesto y habilitado para multiplicar responsablemente dicha protección en el proceso escolar y volverla competencias y convicciones de una vida ética en valores comunitarios. Cuando un niño ingresa a la escuela, ningún otro factor es tan importante como la calidad humana y profesional de sus maestros.
Igualmente va a ser determinante el ambiente social en que crecen los niños; cuidar sus entornos es fundamental en una educación pertinente para el buen vivir. En muchas regiones el maestro es de lejos el líder confiable para que la escuela sea un factor de protección y cambios positivos, sobre los entornos.
¿Cómo resaltamos, estimulamos y formamos los maestros para una acción transformadora y humana por excelencia, con capacidad para actuar dentro y fuera de la escuela? Es la pregunta que aún requiere más convicciones personales de los docentes sobre dicho rol y más y mejores apoyos públicos y de la sociedad civil, para que así ocurra. Sin acompañamiento, sin fortalecer sus competencias socioemocionales y de liderazgo y sin reconocer ampliamente su labor, nada significativo lograremos.
Necesitamos que desde todos los espacios sociales generemos más respeto, amor y acompañamiento a nuestros maestros. Que los reconozcamos vitales en los proyectos de progreso social. Ayudemos todos para que así sea. Para lo cual es necesario que ellos a su vez hagan conocer su trabajo; sus narrativas transformadoras en el marco de un ideal de escuela que resume muy bien Julio Rogero Anaya (Aula de Innovación Educativa, No. 191), así:
“Una sociedad descuidada e insensible reproduce una escuela que solo presta atención a lo académico. Necesitamos una sociedad con una nueva cultura del cuidado y, por tanto, otra escuela más holística e integral, más atenta al cuidado mutuo como espacio privilegiado de producción del ‘nosotros’ que necesitan los procesos de humanización”.
El texto
Los espacios creativos como Parche Maestro para la narrativa educativa es necesario promoverlos, para que los maestros sistematicen sus prácticas transformadoras con apoyo de competencias en escritura. Por ello comienzo el texto dándole significado a unos y otra, apoyado desde mi propia experiencia como promotor de ambientes para estos ejercicios.
Posteriormente y para poder situar el papel crítico de los educadores, hago una breve aproximación a la construcción de sociedad como el establecimiento de vínculos de muy distinta naturaleza. Y cómo, la calidad de los mismos y su aproximación comprehensiva desde cada ciudadano, definen el progreso social. Posteriormente la reflexión específica sobre el rol de la escuela y sus maestros para reforzar tales vínculos, lo que exige capacidades y habilidades especiales tanto de la institución como de los docentes, para conversar fluidamente con los procesos de progreso social. Dadas las condiciones en lo que se ha venido llamando la “nueva normalidad”, me atrevo a formular igualmente unos modestos comentarios sobre el tema TIC como herramienta crítica en estos tiempos. Y, por último, una breve reflexión sobre el papel aún más esencial de los educadores en estos tiempos difíciles y como actores privilegiados de construcción de esperanza de un mejor futuro.
I. Encuentros y escritura: pilares de la narrativa positiva del papel transformador de los maestros
Un ejemplo innovador: PARCHE MAESTRO
Tuve la ocasión de liderar con un grupo destacado de profesionales del área de educación de Proantioquia, el primer Parche Maestro; el de 2019. La motivación mayor de esa convocatoria era nuestra convicción -desde el trabajo en apoyo a la escuela de muchos años- de los que cambios que necesitamos para un mejor país, solo serán posibles y sostenibles, si la Escuela es actor protagónico y los docentes los mejores cómplices. Ellos pueden y deben ejercer un gran liderazgo en la generación de actitudes y capacidades en sus estudiantes para crear vínculos de progreso social, entre ellos mismos, con el ambiente escolar y con sus entornos, como las bases esenciales de una inserción en el “ser ciudadano” de sus estudiantes.
En este marco de reconocimiento del papel de la escuela, se concibió Parche Maestro. Como un espacio vivo y profundo de intercambio de ideas, de prácticas, de construcciones colectivas; como creación, desde los ambientes y procesos educativos, de más humanidad. Reconociendo que en el hacer de las escuelas y los maestros – a muchas voces y de múltiples formas- se encuentran las innovaciones más pertinentes y contextualizadas y por lo tanto más sostenibles, para una educación que forma mejores ciudadanos.
Hubo una muy buena conversación complementaria en 2019, que animó la Fundación Kreanta, de no limitarnos a mirar solo las innovaciones de los maestros en nuestro país. Señalando que la escuela no puede ignorar la globalización. “El ojo de la escuela debe saltar el muro, ver qué pasa en el mundo, volver a entrar y situarlo en la realidad más cercana”. Lo conocido en nuestro medio, y lo sugerido desde Kreanta, coincide en una pregunta de fondo: ¿Cómo construir una educación que no ponga barreras para el encuentro de la diversidad?
Como evaluación de lo que pasó en el Parche 2019, escribí entonces que los “procesos educativos que allí se compartieron se parecían más al vuelo de la mariposa que a la trayectoria de una bala”. Conocimos cientos de maestros con pensamientos, ideas y prácticas de construcción y de resistencia al horror- que trágicamente aún no extirpamos de nuestro contexto-; y en lo trascendente, luchando contra los promotores de la diferencia y la intolerancia, que son la base principal de nuestras dificultades.
Pero la mejor la evaluación del evento de 2019 lo sintetizó bellamente uno de los participantes “… los maestros nos convertimos en expresión de vida”. ¿Qué más razón para seguir promoviendo espacios como Parche Maestro?
La escritura como el gran aliado
En Proantioquia tuvimos la ocasión de promover anualmente en el período 2006-2014 la serie Los Maestros Cuentan, como relatos autobiográficos escritos de puño y letra de los docentes; de sus prácticas con alta incidencia en la formación de los niños, niñas y jóvenes. “Es un acto de reflexión acerca de su propio rol como maestros y que los llevó a identificar los caminos vitales que han trazado con su experiencia” (Patricia Nieto, facilitadora de algunos de los escritos).
Estos relatos son una fuente maravillosa de innovaciones. No son simples ejercicios para conocer qué hacen los docentes; son formas de comprender cómo se construye día a día la calidad educativa en los territorios. Historias reflexivas y constructivas de saber pedagógico y didáctico, que logran convertir las experiencias en conocimiento. Esa es la relevancia de este tipo de publicaciones, pues no son expertos externos quienes indican qué hay que hacer para lograr aprendizajes significativos; son los maestros actuando, conversando, compartiendo y ofreciendo soluciones a las problemáticas de la escuela.
Por todo lo anterior y por la significación que tiene el difundir este saber – hacer en concreto, es que resulta fundamental que las Facultades de Educación potencien la capacidad de sus estudiantes de analizar, sistematizar y escribir sus experiencias con ejercicios concretos basados en las prácticas que hacen los alumnos de licenciatura. Idealmente en ambientes de aprendizaje colaborativo para que los maestros en formación se motiven a hacer de su práctica pedagógica, conocimiento que se comparte a través de la escritura y redes de cooperación, para afrontar desde la experiencia los complejos retos de la educación.
Ver la colección 2006 a 2014 de Los Maestros Cuentan en Proantioquia.
II. Las relaciones que definen el progreso social
Uno de los padres de la constitución norteamericana - James Madison -, señaló que la circulación de la confianza es mejor que la circulación del dinero. La historia le ha dado categóricamente la razón; cada vez son más las evidencias que demuestran que el progreso social - entendido como entornos más dignos para todos -, depende de la confianza y la cooperación para construir vida comunitaria. Para establecer vínculos personales, ambientales, económicos, sociales, políticos, emocionales y espirituales, que nos identifiquen colectivamente. Relaciones conscientes, constructivas, respetuosas e inclusivas, que definen el ser y el hacer comunitarios. Las sociedades no son más gente, son más y mejores relaciones entre las gentes. Ver una síntesis gráfica de esta conceptualización a continuación.
Cada vez que cooperamos para cultivar la amistad, para reconocer a quiénes – organizaciones o personas- trabajan por un mejor bienestar de todos, para cuidar nuestro entorno natural, para que haya trabajo decente para todos, para la equidad en el acceso a los bienes públicos, para promover los gobiernos que actúan con base en la evidencia de lo que impacta positivamente a la gente, para comprometernos con la solidaridad y la compasión ante los más necesitados, estamos construyendo progreso social.
En esta perspectiva, una de nuestras grandes urgencias como sociedad es sentarnos a dialogar seriamente para encontrar rutas básicas de cooperación colectiva que nos identifiquen mayoritariamente ante la necesidad de establecer vínculos positivos como los señalados. Pero ello requiere de actitudes y de capacidades ciudadanas que lamentablemente aún son muy escasas. La primera y fundamental, es la capacidad de conversar, que exige ponernos en los “zapatos del otro para construir el nosotros”; de leer críticamente lo que sucede en los entornos y de la disposición a aceptar cambiar y a hacer parte de trasformaciones de progreso social.
Y es en este contexto y ante las exigencias de los nuevos tiempos, cruzados por la debilidad como sociedades que nos desnudó dramáticamente la pandemia, es que debe situarse el papel de la educación. Hoy más que nunca los estudiantes necesitan de una base ética para entender y aprender qué significa vivir en comunidad.
Sería un enorme salto cultural si logramos que crezca la masa crítica de rectores y maestros que promueven y participan en conversaciones en la escuela y más allá de sus muros, para incidir en trasformaciones positivas hacia la creación de más humanidad; de más nosotros.
III. Las escuelas creadoras de vínculos positivos para el progreso social
De nuevo recurriendo a la experiencia propia, al conocimiento de ambientes escolares reconocidos por sus buenas prácticas de formación educativa y a estudiosos del tema, quiero atreverme a sintetizar lo que define una escuela que cultiva competencias para crear o hacer parte de vínculos de progreso social.
Lugar de encuentro y reconocimiento con el otro. En donde se afianzan las relaciones y vínculos sociales y se promueven apuestas colectivas de sus estudiantes.
Ambientes educativos que favorecen la experiencia de lo humano, que facilitan la expresión de todos y el trabajo en equipo.
Con didácticas inclusivas y creativas que acogen narrativas desde el reconocimiento de formas de pensamiento diversas y diferentes.
Con maestros humanistas: constructores de saber pero al mismo tiempo de cultura. Permitiendo la sinergia de disciplinas que hagan de la escuela un lugar para la experiencia y la construcción de sentido.
Que en esencia valoren la diversidad como patrimonio colectivo y promuevan visiones tranquilas de la diferencia y la generación de vínculos que reconocen lo emocional, lo ético y lo político, como dimensiones insustituibles de los sujetos. Construir “escuelas para el progreso social” requiere dos pilares esenciales para hacerlas posibles: rectores y maestros con una buena formación en competencias socioemocionales; y en liderazgo transformador. Unos breves comentarios al respecto.
IV. Sobre las competencias socioemocionales
Es la formación que busca competencias en el docente para la autonomía y la confianza; habilidades de relacionamiento y de colaboración; expresión verbal y corporal; para el mejoramiento continuo, en fin, capacidades de los docentes para crear ambientes de crecimiento como comunidades educativas.
Para ejemplificar la importancia de dicha formación, cabe preguntarse: ¿Qué sería de una clase muy bien dispuesta en términos de objetivos, metodologías y recursos, si el maestro no logra que sus estudiantes se dispongan emocionalmente para recibirla? ¿Qué puede lograrse con las mejores infraestructuras si no se propicia en los maestros habilidades y competencias para el mejor aprovechamiento de las mismas? Un docente necesita competencias para crear un clima que beneficie la convivencia y el aprendizaje; para trabajar desde y en favor de la diversidad; para relacionarse con sus pares desde la valoración y la colaboración; de permitirse ser mirado y retroalimentado por otro y de incluir a la familia y a la comunidad en los procesos de construcción de ciudadanos responsables.
Y que entiendan la cultura como la capacidad de ubicar las cosas “en algo más grande que sí mismo"; la capacidad de “comprender en qué estamos inmersos; el entramado de relaciones, ideas y bienes”. Como la define el filósofo Ricardo Palacio.
En síntesis, aquellas competencias que permean positivamente el ambiente escolar y su entorno; las variables con la más alta incidencia en los resultados del aprendizaje (Unesco).
V. La característica esencial del liderazgo transformador: mentalidad infinita
James Carse escribió un libro en 1986 titulado "Juegos finitos e infinitos". Para él, los juegos finitos se definen como jugadores conocidos, reglas fijas y un objetivo acordado. A su vez un juego infinito lo define como jugadores conocidos y desconocidos, con reglas cambiables y donde el objetivo no es ganar; es seguir jugando, seguir perpetuando el juego. Los jugadores tomarán decisiones estratégicas muy diferentes si juegan con mentalidad finita o si lo hacen con mentalidad infinita. La mentalidad infinita es el aliado natural de la confianza, la cooperación y la innovación.
¿Qué factores dan forma a una mentalidad infinita? Dice Simón Sinek, lector de Carse:
“Primero, debes tener una causa justa. Una causa tan justa que sacrificarías voluntariamente tu interés para avanzar en la misma.
Segundo, debes tener equipos confiables. Significa que trabajamos con y para las personas de tal manera que podamos levantar nuestras manos y decir: "Cometí un error o tengo miedo o tengo problemas en casa y están afectando mi trabajo", sin temor a la humillación.
Tercero, debes tener un rival digno. Nos revelan nuestras debilidades; eso es lo que nos hace sentir tan incómodos en su presencia o cuando aparecen sus nombres. En lugar de enojarse… trate de aprender de qué se trata: qué admira la gente y ama tanto y quizás concentre esa energía en trabajar en nosotros mismos. La superación personal. Todos los días. Constantemente.
Cuarto, debes tener la capacidad de flexibilidad existencial. Esto es mucho más grande que la flexibilidad diaria que necesitamos tener en nuestros trabajos. Una flexibilidad existencial es la capacidad de hacer un cambio estratégico dramáticamente enorme en una dirección completamente nueva para avanzar en nuestra causa.
Y finalmente, debes tener el coraje de liderar. Eso significa el coraje de decir: "Eso es malo para… este proyecto y voy a hacerlo de manera diferente". La gente puede llamarte ingenuo y decir que no entiendes. Puedes decir que no entienden el juego que están jugando. Eso requiere un gran coraje”.
¿Qué lugar es más apropiado y más necesitado de liderazgo transformador, de mentalidad infinita, que la educación?
VI. Las nuevas tecnologías en clave de calidad educativa
Cada vez que se piensa en cómo dinamizar nuestro sistema escolar con miras a alcanzar una mejor calidad, se señala la importancia de la incorporación de tecnologías de información y comunicación- TICs. No es un hecho gratuito, pues como se evidencia en distintas experiencias documentadas, los procesos de aprendizaje si pueden ser mejores con la presencia articulada de las TICs en las prácticas educativas.
En el marco de las políticas públicas de nuestro país se han hecho importantes apuestas e inversiones en este campo. La pregunta es: ¿por qué no parecen haber influido significativamente en la calidad educativa? Esta pregunta, más que una respuesta concreta, lo que evidencia es grandes retos en nuestra manera de concebir e integrar las TICs en el sistema educativo, no como asunto instrumental, sino como mecanismo estratégico de dinamización pedagógica, de gestión organizacional y de modelo de relacionamiento con las comunidades educativas.
La dinamización pedagógica debe situar a los estudiantes como actores con capacidad de acceder eficientemente a la información disponible, usando este conocimiento para dar respuestas a problemas concretos del entorno; la gestión organizacional debe posibilitar la existencia de plataformas de procesos interconectados que integren tecnología, talento humano y recursos administrativos; y la gestión de comunidades debe permitir la creación de redes de contacto y colaboración entre padres de familia, maestros, directivos, estudiantes y otros actores de apoyo ( plataformas de universidades o museos por ejemplo) de manera ágil y oportuna para trascender el aula como único escenario educativo.
Esta mirada integral es la que logra que efectivamente las TICs apalanquen procesos de transformación educativa estructurales y se trascienda la óptica de la dotación de equipos como la estrategia de presencia de lo digital en el mundo educativo. Es urgente reforzar medios y modelos de articulación interinstitucional que permitan que las instituciones educativas accedan a los servicios tecnológicos de manera integral, organizada y con un verdadero acompañamiento pedagógico.
En conclusión, la calidad educativa requiere sin duda de las TICs, pero la dotación es apenas una de las variables. El reto principal es lograr que las tecnologías acompañen los diversos ámbitos de la gestión escolar, reconociendo que no se trata sólo de “usar” computadores sino de apropiar las potencialidades de estos equipos para propiciar modelos de gestión integral de la escuela. Si no actuamos en consecuencia, solo se logrará que las altas inversiones en TICs para la educación suplan muy parcialmente un retraso evidente en la formación de las competencias que requieren los ciudadanos del Siglo XXI.
VII. Y en tiempos de pandemia y post- pandemia?
No quiero aparecer exagerado, pero si durante la pandemia nos referíamos al personal médico, al de seguridad y de atención de servicios básicos, como héroes en tanto personal de primer nivel para hacer frente a la pandemia; pero en postpandemia no dudo que el primer nivel de actores de la sociedad civil radica fundamentalmente en los maestros y los empresarios. Estos dos actores son determinantes en la esperanza de una mejor sociedad, como la variable emocional fundamental sino queremos caer o en el populismo o en el autoritarismo; escenarios igualmente perversos de destrucción de sociedad.
En términos de salud mental, bienestar económico y en logros educativos, los resultados de la pandemia son gravísimos. Hay mucha, pero mucha gente afectada en estos campos. Y creo que todos los retos y formas de afrontarlos que señalamos a lo largo del texto, le dan toda la significación a nuestras modestas reflexiones. Pero el contexto de pandemia es aún más retador, pues nunca como antes es tan necesario enseñar qué significa vivir en comunidad, estimular propósitos para buscar entre todos un mundo mejor y como base fundamental, el desarrollo de actitudes y capacidades para colaborar en propósitos colectivos.
La semana pasada se publicaron los resultados de la Encuesta de Pulso Social realizada por el DANE en el mes de julio, que reflejan la magnitud de lo que hablamos. Algunos datos de cómo se sienten las personas. De los encuestados el 39.7% se siente nervioso, cerca del 20% triste, el 16.6 sin poder dormir, el 16.4 cansado y el 12 % solo. Y en cuanto a la condición económica del jefe de hogar cerca del 60% señala que su condición económica es peor que hace un año. ¿Qué significa estos datos de los adultos en las condiciones de los niños y jóvenes? Asuntos profundamente alarmantes sin duda.
Un indicador podría ser la pérdida en desarrollo académico de los estudiantes. No conozco estudios en nuestro medio. Hay un indicativo internacional, que ya es diciente, de la universidad de Oxford, que señala que la pérdida es entre 0.3 y 0.9 años académicos. Esto con atención virtual en país desarrollado. ¡!Piensen en nuestro medio!!
Saludamos la iniciativa del MEN y el ICFES de lanzar Programa Evaluar para Avanzar, que a partir del mes de octubre dará un apoyo decisivo a los docentes para que cuenten con herramientas que les permitan diagnosticar los posibles rezagos en aprendizaje generados en los diferentes grupos de estudiantes; leer los hallazgos y diseñar estrategias de nivelación para su retorno a la escuela o para mejorar las estrategias de educación en casa. Y todo desde sus propios entornos educativos.
El Programa provee información a la comunidad docente sobre los resultados de la evaluación que le brindarán información útil para identificar posibles fortalezas y retos de los estudiantes en las áreas de matemáticas, lectura, competencias ciudadanas, ciencias naturales e inglés, en los grados 3° a 11°.Los docentes recibirán guías de orientación y de interpretación y uso de resultados. Las guías darán a conocer qué evalúan las pruebas Saber y su relación con los Estándares Básicos de Competencias, además de ofrecer a los docentes lineamientos para interpretar los resultados de sus estudiantes. Cada maestro podrá tomar decisiones documentadas y pertinentes en su entorno. Con base en esta información y las guías de orientación, interpretación y uso de resultados, el docente podrá generar estrategias que le permitan identificar el nivel de aprendizajes alcanzado y un análisis de las fortalezas y oportunidades de mejora.
No dudo en calificar este apoyo como el más trascendente de los últimos tiempos en los modelos de evaluación, pues se ponen en manos de los maestros la evaluación formativa, que les permitirá darle un sentido más profundo, pertinente y orientado a las brechas educativas en sus contextos. Hay que promover la apropiación masiva de dicho programa a lo largo y ancho de nuestro país.
VII. Un mensaje final
Son muchos los filósofos que a nivel mundial han advertido que la educación ha perdido su objetivo esencial. Michel Foucault, el crítico más extremo, decía que la educación dejó a un lado la formación de la inquietud de sí en cada estudiante; es decir, que el sistema educativo masificado y estandarizado de las sociedades modernas, se preocupa por inyectar conocimientos, pero poco por la formación del ser humano. A su vez, Martha Nussbaum señala que la educación al dejar de lado la formación en filosofía, historia, arte y sociedad, por considerarlas inútiles, implica un alto costo social: el de unos ciudadanos con una débil cultura.
Aprovecho entonces estas reflexiones y mi experiencia, para invitarlos a que sigan ustedes, rectores y maestros, trabajando sin descanso por revertir desde sus escuelas críticas como las de estos dos destacados intelectuales. A que, con energía e imaginación, no refugiándose en la tentadora propuesta de repetir indefinidamente lo que ha fracasado, trabajen porque circule más confianza y cooperación entre todos ustedes, sus estudiantes y los entornos familiares y sociales, para un mejor nosotros.
Quiero terminar recordando que más allá de estas racionalidades, la participación en y para el progreso social, exige una actitud básica emocional que necesitamos también cultivar ampliamente. Y que ha expresado mejor que nadie el genial Charles Chaplin:
“Pensamos demasiado y sentimos demasiado poco. Necesitamos más de espíritu humanitario que de mecanización. Más de inteligencia; tenemos más necesidad de afabilidad y gentileza. Sin estas cualidades, la vida tiene que ser violenta y todo se habrá perdido”.
Charla a partir de 02:00:00
Comentarios