top of page
  • Foto del escritorParche Maestro

Entrevista | Maestros: los mejores cómplices del mejoramiento social

Actualizado: 16 sept 2021

Una reunión de maestros es, por estos días, una necesidad vital. Ahora, cuando buena parte de la atención está puesta en el cuidado de la salud y en la recuperación de la economía, es indispensable mantener vigente la reflexión sobre la educación, sobre el quehacer de los maestros y el rol urgente que asumen hoy, más que nunca, como protagonistas de la recuperación de los vínculos, de la confianza, del encuentro.


De esto se trata Parche Maestro, un evento que se llevará a cabo entre el 7 y el 11 de septiembre, y que reunirá a más de 1.200 docentes de Colombia, quienes se conectarán a través de medios digitales y participarán en charlas, paneles y talleres de ideación, entre otras actividades, para compartir experiencias y hablar de dos temas fundamentales: inclusión e innovación educativa.


Con motivo de este encuentro, hablamos con Rafael Aubad, quien fue rector de la Universidad de Antioquia y fundador del Parque Explora, y será ponente de la charla El maestro, siempre el maestro, que tendrá lugar el viernes 11 de septiembre a las 10:00 a.m. en el marco de Parche Maestro.


Usted ha dicho que el MAESTRO -con mayúsculas- es “el actor fundamental de toda transformación trascendente”, en la construcción de sociedades más humanas. Desde su perspectiva, ¿en qué consiste ese rol de los docentes, más allá del ámbito educativo?

RA | Cada vez toma más importancia que hablemos más de progreso social y menos de desarrollo. Hablar de progreso social significa hablar de los vínculos, de las relaciones que establecen los individuos para tener sociedades más inclusivas y, por lo tanto, más humanas. Las sociedades no se definen porque haya muchas relaciones, sino por la calidad de estas. Y los vínculos que se establecen son de muy distintos tipos: personales, de reconocimiento, ambientales, económicos y espirituales.


Entonces, si lo que define la sociedad es la calidad de sus vínculos, por supuesto la capacidad que tengamos los ciudadanos de establecer vínculos respetuosos, inclusivos, creativos, va a definir el carácter de mejores o más débiles sociedades. Y es en ese sentido que, para mi, la escuela y el maestro se vuelven un elemento esencial de generación de vínculos virtuosos de progreso social. Esta es la tesis que sustenta esta afirmación de que la escuela y los maestros son los mejores cómplices de procesos de mejoramiento social.

¿Por qué, como sociedad, no hemos logrado dar ese reconocimiento al rol de los maestros?

RA | Hay muchas razones. La primera es la narrativa misma de los maestros. Si no se reconocen como actores determinantes de progreso social, si su narrativa es predominantemente reivindicativa y no hay un discurso del rol de la escuela, un compromiso y una participación de los maestros en la definición de las agendas de transformación social, es muy difícil que la sociedad misma los reconozca.


En segundo lugar, las facultades de educación están llamadas a mostrar la importancia que tienen sus procesos; no puede ser que simplemente sean visibles las facultades de medicina, de ingeniería o las facultades de derecho, y las de educación no lo sean en la participación y la discusión sobre las agendas de construcción de país. Tenemos que darles más importancia cuando hacemos pactos o agendas educativas.


Y en tercer lugar, que está muy relacionado con el Parche Maestro y otros tipos de ejercicios, es la necesidad de las redes, los encuentros, la sistematización del hacer del maestro. Pienso que las innovaciones más sostenibles de la educación son las innovaciones que provienen de los maestros, no las que surgen de agentes externos, que son estudiosos de la educación, pero no son los generadores del acto educativo y no están en los territorios.


Al primer Parche Maestro lo llamé El vuelo de la mariposa porque quería con eso significar que la trayectoria de los maestros, sus pensamientos, sus ideas y prácticas en los territorios son, a veces, la mayor resistencia al horror que todavía no extirpamos de nuestros contextos. Y que los maestros no son promotores de la indiferencia y la intolerancia, que son la base de nuestras dificultades, sino por el contrario, son aliados de la formación de ciudadanía y de la formación, sobre todo, de humanidad.




Este momento específico es difícil para la educación. Hoy la atención está puesta en el cuidado de la salud y la recuperación de la economía. ¿Cómo lograr que la educación se mantenga vigente entre las prioridades?

RA | Todos estamos perdiendo en esta pandemia. No hay un sector que no esté perdiendo. Y hemos perdido mucho, tanto en términos de la seguridad personal, como de la seguridad mental, espiritual y económica. Y lo más terrible que nos puede suceder es que no consideremos que los niños y los jóvenes son los que más pueden perder, pues un trauma temprano los puede marcar para toda la vida y puede ser irrecuperable. Entonces necesitamos entender que los maestros y todos como sociedad tenemos que ayudar en el cuidado de los más jóvenes para poder salir de esta crisis. Tenemos que inventarnos cómo los niños vuelven a encontrarse, a conocerse y a compartir. Yo creo que si hay algo ahora más necesario que nunca, es el encuentro educativo. ¿Cómo nos podemos encontrar en un restaurante o en una iglesia y no nos podemos encontrar en una escuela? Ese no puede ser un reto que no asumamos.


¿Cuáles son las competencias que hoy necesitan los maestros para mantener vigente ese rol transformador en la sociedad?

RA | Nosotros hemos insistido mucho en la necesidad de afianzar las competencias que llamamos socioemocionales. La formación de los maestros en la autonomía y la confianza, en las habilidades para relacionarse y colaborar. En expresión verbal y corporal pues, cuando el maestro llega a donde los jóvenes, hace una representación teatral llena de contenido y esto, más ahora en la cultura de la imagen, se vuelve fundamental. También en capacidades para liderar y eso requiere una mentalidad de retarse atrevidamente y de mejorar permanentemente. Aquellas competencias, en general, que permean positivamente el ambiente escolar y su entorno.


Y los demás actores de la sociedad, ¿qué competencias necesitamos para acompañar a los maestros?

RA | Creo que esto que nos está sucediendo actualmente, para no hablar fuera de contexto, hace más notorio que las relaciones con las familias y con los entornos de la escuela están cambiando radicalmente. Hay que volver a mirar esa relación familias-escuelas. También creo que hay que recuperar la idea de que la sociedad toda educa. Cada vez será más difícil volver a encerrar a los niños simplemente en el aula, los jóvenes cada vez tienen más interés en aprender del entorno mismo. Hemos hablado de ciudades educadoras y Medellín hizo grandes esfuerzos para que la Unesco la declarara Ciudad Educadora, creo que vamos a tener que darle a esto un sentido práctico. Los museos, las empresas, las instituciones de innovación y de formación tienen que volver a ser ambientes más abiertos, que sean comunidades educativas. Yo diría que llegó el momento de educar mucho más desde todos los frentes: desde la familia y la escuela tradicional, pero también desde las instituciones y ciudades.


¿Por qué es importante el encuentro en Parche Maestro?

RA | Es un espacio muy vital, muy emocional y al mismo tiempo muy riguroso de intercambio de ideas, prácticas y construcciones colectivas. En el 2019 hubo una maestra que lo expresó mejor que yo cuando le preguntaron cómo sintetizaba el significado de Parche Maestro y dijo: “los maestros nos convertimos en expresión de vida”.


Yo creo que Parche Maestro es eso, una expresión de la vida real, no de la vida ideal, sino la vida real de los maestros. No son simplemente ejercicios descriptivos, sino formas de comprender cómo se construye o se trata de construir día a día la calidad educativa de los territorios. Son historias reflexivas, de saber pedagógico y didáctico. Son relatos muy vitales de experiencias que al ser reflexionadas se vuelven caminos de aprendizaje.


 
bottom of page